El suelo laminado puede sufrir algunos daños debido al desgaste, accidentes durante su uso o posibles errores en su instalación. Por ello, es imprescindible saber cómo podemos cambiar una lama para mantener nuestro suelo en perfecto estado.
Para cambiar una lama dañada comienza colocando una cinta a su alrededor, de forma que las partes del suelo que toquen esa lama queden protegidas de cualquier golpe. Seguidamente, se deben marcar las líneas por donde se va a cortar la lama de madera que queremos cambiar, de esta forma, queda señalizada con unos triángulos en los extremos, que convergen en la mitad de la lama, partiéndola por la mitad. Estas líneas nos servirán de guía para poder cortar la lama en varias partes y que nos resulte más sencillo extraerlas. Tras cortarla en varias partes, con un cincel y un mazo o martillo, podremos golpear ligeramente los trozos y sacarlos con facilidad.
Una vez hayamos extraído la lama dañada, debemos coger una nueva lama y cortar el machihembrado para colocarla en el hueco que hemos dejado libre. Posteriormente, aplicamos cola o pegamento especial, con cuidado, alrededor de la lama que vamos a colocar. Tras colocar la nueva lama, podemos dar ligeros golpes con una maza y un protector para asegurarnos de que esté bien instalada, sin dañarla. Finalmente, quitamos la cinta de protección que habíamos puesto y dejamos reposar un peso sobre la lama durante 48h. Una vez pasado este tiempo, podemos volver a pisar la nueva lama de forma normal.
Gracias a la tecnología que FAUS emplea en sus suelos laminados, podemos cambiar una sola lama dañada o desgastada sin que esto se note en el cambio de color, a diferencia del parquet. Nuestros suelos laminados, además de tener diseños elegantes y modernos, resisten cualquier tipo de desgaste y mantienen la homogeneidad a lo largo del tiempo.